Existe un mundo donde todo es posible, donde la mayor locura puede hacerse realidad, donde la miseria mundana queda en la puerta, donde todo estça al alcance de la mano, ahçi, para nosotros, para conquistarlo.
Luce simil mundo real, auqnue cualquier parroquiano que se presente sin alteraciones psiquicas severas, puede notar que no es el fiel reflejo del correr de las horas actuales. Este mundo no pide permiso para instalarse a descansar en nuestro colchón, ni para tomar mate, es más, pone a calentar la pava, cambia la yerba y se ceba unos amargos. Logicamente, los sueños están ahí para llevarnos a un paisaje parecido, donde anda es igual, en el cual, podemos marcar ese gol de nuestras vidas, sacar a bailar a la más linda, definir una guerra o calzarnos la capa de superheroe por unos instantes. Este estado llega luego de bajar la persiana, por un rato o por largas horas, y lamentablemente, no tiene frecuencia, como para intentar revisarla y evitar que dejemos pasar el tren.
Sin embargo, el sueño llega en cualquier momento, es díficil negarle la entrada y rechazar la invitación. Los sueños son eso inexplicable en donde resolvemos la ecuación, logramos el cometido, y siempre estarán ahí, agazapados, esperando porque los invitemos a una nueva ronda.
Los sueños están ahí para plasmarlos, para vivirlos. Espero que cuando llegue el divino momento, no me encuentren dormido.
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