viernes, 18 de noviembre de 2011

Nuevos rumbos

Parece que la esquizofrenia habitual que nos corroe por estos días, logra que la vorágine sea parte y no invitada a la fiesta de vivir. Siendo consciente de esta realidad, a sabiendas de que el tiempo no espera, no alcanza, entramos en una marea colectiva hacia el futuro, que impide de manera vil, detenerse a reparar en las pequeñas conquistas diarias.

Esta misma rutina que impulsa, nos llena de frustraciones al no poder percibir que quizás son los menos, o tal vez, que lo importante no es el resultado, sino el camino y el ir gestándolo día a día, con la perseverancia de quien lucha por lo que quiere, y convencido de ello.

En esta época del año, de balances, de resultados fríos, ajenos, insensibles, uno va tanteando hacia donde encarar aquellos proyectos que se fueron gestando y por x motivos no se realizaron, o por cambiar la marcha, apostar a ganador para poder conseguir mejores logros.
Se busca entonces, un poco de reposo para aclarar la mente, barajar y dar de nuevo, pero con las reglas claras. Parte del triunfo es saberse satisfecho por lo hecho, sea poco o sea mucho y utilizar esto de impulso en busca de más. No es motivo de avaricia, sino del recordar que los días están contados, para bien o para mal, y que en pos de esto, tenemos un a misión que llevar adelante, por la cual vale la pena luchar.

Cuanto más pura, aguerrida y genuina sea la lucha, definitivamente mejores serán los resultados, consecuencia del trabajo a conciencia.
Me encuentro en la búsqueda de nuevos rumbos. No para modificar las estructuras, ni para regodearme del pasado con la victoria del futuro, sino para poder extender el grito de lucha, enarbolar las banderas y seguir, siempre seguir, al encuentro de nuevas realidades, nuevas aventuras.