Estaba reflexionando en cómo generar un regalo innovador en este día que, para el común de la sociedad, genera sentimientos especiales pero por condiciones pre-establecidas, no cambia mi rutina habitual. Igualmente, entendiendo la importancia que conlleva en la persona a la cual le corresponden estas palabras, seguí reflexionando, pensando y aunque ella no recuerde mis intentos en épocas pasadas por sorprender, entendí que la mejor forma que tengo de expresar mis sentimientos no es la palabra dicha sino la escrita, y por estar convencido en cuanto al valor de la palabra decidí realizar esta breve declaración de principios.
Por extremas realidades, vivencias, ideales, no creo que el día de la madre sea más que una mentira asociada al consumo y al reduccionismo idiota de contemplar en un día un festejo del que, por suerte, no necesito preciarme, ya que intento, con aciertos y errores, vivirlo día a día. el porqué de esto puede encontrarse en el orgullo que me despierta cada vez que alguien que conozco, pero tal vez, por mi fragilidad de memoria no recuerde, me dice: "sos una copia de tu mamá".
Porque con esos matices tan característicos que nos diferencias, nos vuelven casi antagónicos, al punto de discusiones por pensamientos enfrentados, siempre sabemos que lo mejor de uno está en escuchar y valorar al otro. Porque no necesito comprar un regalo costoso o no, por el hecho de que cada día puedo abrazar a mi gestora, mi faro, y que eso no me aleja de poder disentir en algunos puntos, sino que me acerca mucho más; porque aunque no nos veamos por días, siempre estamos pendientes el uno del otro, porque nos llevamos en el bolsillo, la cartera, porque nos acompañamos en los quehaceres cotidianos, porque yo enseño con ella, porque ella aprende conmigo.
Porque hay veces que quizás esperamos algo del otro que no llega, pero el sentir más puro y honesto no se modifica, y no aumenta ni se disminuye, si alguno, en su torbellino diario, olvido una tarea, un saludo, un mensaje. Porque al fin y al cabo no importa, porque tenemos la dicha de tenernos, de saber que nada ni nadie podrá reemplazar ese circulo de personas indispensables al cual pertenecemos, porque es así, tanto que no alcanzan palabras para describir y en una derrota propia, las palabras sobran.
Estamos, somos, compartimos, disfrutamos, reímos, lloramos, vivimos vidas paralelas y conectadas a cada instante, y eso es muchísimo más valedero que una joya, un ramo de flores o una tarjetita de salutación (y sabes a que me refiero). Porque nunca vamos a traicionar nuestro sentir, porque nadie va a reemplazar este amor y porque si no nos hubiera tocado en suerte conocernos desde mi primer día, seguramente, nos hubiéramos elegido.
Porque los dos nos sentimos boludos cuando damos sin recibir pero entendemos que vinimos acá para cambiar algo de esta tenue realidad y que el otro comparte orgulloso ese mandato, feliz día. Pero no feliz día hoy, feliz día siempre, felices horas, minutos y segundos, felices instantes.
Para concluir, alguien supo ponerle mejores palabras y música a este sentir y aunque no me refleje al ciento por ciento, seguro te va a gustar escuchar esta canción. El Gracias, como siempre, se queda corto.
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Hace 6 años
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